Como curiosidades te cuento que soy una mujer altamente resolutiva (muchas de las mujeres que trabajan conmigo me llaman “buscadora de soluciones nata”), optimista (me parece necesario para sortear cuando las cosas se tuercen) y decidida. Pienso que la vida son momentos únicos y que en el fondo siempre estamos tomando decisiones. Equivocarse es sólo una posibilidad y, aun así, nunca sabes si al lugar que te lleve una “mala” decisión pueda ser lo mejor que te haya podido pasar.
Los demás me consideran “conectora de personas”. Es uno de mis grandes talentos, “veo” cómo dos personas pueden beneficiarse mutuamente a través de una colaboración, alianza, o como profesional que te ayude a algo concreto, incluso, como relación amistosa…De hecho, es algo que quiero implementar en mis próximos proyectos para ayudar más y mejor a las mujeres que trabajen conmigo.
Desde siempre he querido emprender y tener libertad para decidir, poder explorar mis ideas y disfrutar de mi gran capacidad creativa. Cuando además fui madre, de Héctor y Juncal, la flexibilidad horaria y el poder decidir qué era lo importante en cada momento para mi y mi familia, y no tener que cumplir con objetivos “impuestos” por accionistas, fue determinante para tomar las riendas de un deseo que nacía de mi desde siempre, desde que ayudaba a mi abuelo a vender en su puesto del parque.
Y he emprendido en algo que me parece primordial como primer paso para cambiar la sociedad en la que vivimos: ayudar a otras mujeres a confiar en ellas, a que dejen atrás estereotipos y creencias del “no puedo” “esto no es de mujeres”, a que encuentren su libertad y su propio concepto de éxito que les haga sentirse realizadas y disfruten con su vida.
Esto y el cambio en la forma en la que educamos a la infancia son los motores de mi vida: ayudar en su transformación a las personas para cambiar el mundo.